El próximo viernes, a las 10.00 de la mañana, Bélgica despedirá con honores a la reina Fabiola. Exactamente una semana después de su fallecimiento, a los 86 años, las puertas de la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula se abrirán para dar el último adiós a la que durante 33 años fue soberana de los belgas y durante dos décadas más, reina viuda. Una figura histórica que ha acompañado la memoria de tres generaciones en un país en el que la corona es prácticamente el último nexo que mantiene unidos a francófonos, flamencos y valones.