Las vallas son un elemento arquitectónico imprescindible dentro de cualquier con espacio exterior. Por un lado ofrecen ciertas garantías de seguridad y ayudan a delimitar los terrenos de los propietarios. Sin embargo, también cumplen funciones a nivel estético y sobre todo a nivel de seguridad cuando resulta necesario regular o restringir el acceso a determinadas áreas del hogar. Pero, ¿qué tipos de vallas son las más atractivas?
Tipos de vallas para piscinas
Vallas para piscinas de cristal o vidrio:
Son una alternativa altamente estética además de práctica. Las vallas para piscina de vidrio o cristal son muy funcionales por su resistencia y sus pocas necesidades de mantenimiento. Para que cumplan con la normativa deben presentar un cristal con un grosor mínimo que garantice la seguridad de los usuarios.
Vallas para piscinas de policarbonato y metacrilato:
Una alternativa cristal es el poliéster plastificado o el metacrilato. Este tipo de vallas son muy sencillas a la hora de hacer la instalación y no requieren de un excesivo mantenimiento. Su principal desventaja es su sensibilidad. A diferencia de lo que ocurre con las vallas de cristal, las vallas de metacrilato sufren daños a lo largo del tiempo y son más vulnerables a la exposición solar.
Vallas para piscinas de madera:
Aportan un alto valor estético sobre todo dentro de entornos rústicos y en contacto directo con la naturaleza. Sin embargo, las vallas hechas a base de madera cuentan con algunas desventajas. Por un lado, suelen ser menos eficaces a la hora de garantizar la seguridad de los más pequeños. Este tipo de vallas suelen presentar unos sistemas de cierre más sencillos por lo que pueden ser fácilmente abiertas. Por otro lado, la madera es un material muy sensible ante las inclemencias del tiempo (el sol y la humedad). Al requerir unas tareas de mantenimiento constantes tienen un coste económico más elevado.
Vallas de metal para piscinas:
Las soluciones de metal son una opción estética bastante interesante y pueden estar hechas a base de materiales como acero, aluminio o hierro forjado. Sin embargo, tal y como ocurre con las vallas de madera, presentan menos garantías de seguridad por la facilidad de sus sistemas de cierre. Además, también son más vulnerables que las de cristal ante los efectos del sol o la lluvia. Para garantizar su mantenimiento es necesario cuidar el esmalte que recubre el metal.
Tipos de vallas para jardín
Eclécticas:
Son el resultado de la mezcla de diferentes materiales. Generalmente suelen incluir la fusión de materiales como la piedra, la madera o el metal. Es recomendable sobre en aquellos entornos rurales donde se requiere de soluciones resistentes y seguras.
Clásicas:
Presentan un diseño bastante más sencillo y ligero. Son recomendables para delimitar el terreno de una casa dentro de áreas urbanas. Están hechas de madera y suelen tener una altura que ronda los 130 cm. Son una solución minimalista y muy atractiva aunque no demasiado segura.
Contemporáneas:
Las soluciones más modernas suelen estar hechas de elementos metálicos y cromados. Son una opción muy recomendable para aquellas casas que apuestan por una estética contemporánea.
Base de piedra:
Este tipo de valla se erige sobre un muro de piedra y está pensada para generar entornos totalmente aislados y que garanticen cierta privacidad y seguridad. Es una de las opciones más recomendables si lo que se está buscando es una completa discreción sin renunciar al agregado estético.
Columnas de hormigón:
La combinación de listones de madera encajados entre columnas de hormigón ayudan a generar una propuesta cercana, familiar y segura.








